sábado, 18 de febrero de 2017

A veces pienso en cuales fueron los motivos por los que me enamore tan ciegamente de esa persona.

Quizás fuera la edad, la tontería de los 15 años o ser principiante en el arte del amor y en definitiva, del amar. Además, entre ambos solo habían dos años de diferencia.

El, destacaba en todo momento por ser extrovertido, divertido, sonriente y muy transparente, algo a lo que siempre he dado mucho valor.

Todavía recuerdo con exactitud como lo conocí y donde, hasta incluso lo primero que me dijo sin vergüenza alguna.

De todos modos, si tuviera que escoger una única cosa, pese a ser un aspecto físico, diría que jamás podré olvidar la cantidad de lunares que recorrían su cuerpo. Era como mirar las estrellas en un bonita y cálida noche de verano.

Gracias a el, en su totalidad, soy ahora quien soy, con mis virtudes, defectos e inseguridades.

En general, hubo muchos mas momentos positivos que negativos. Por lo tanto, soy justa y me quedo con un buen sabor de boca de aquella historia no tan olvidada en el olvido.

Supe lo que es tener un amor a mi medida y lo que se puede llegar a hacer por ese amor. Aunque, lo que si que aprendí es que en el amor no todo vale y aprender no es cambiar, es crecer como persona.


No hay comentarios:

Publicar un comentario